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Una buena alimentación proporciona los nutrientes requeridos para un crecimiento y desarrollo adecuados y para la prevención de enfermedades. 

La Dieta Mediterránea, considerada por la OMS uno de los patrones alimentarios más saludables del mundo, constituye un valioso legado común reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial (Decisión 8. COM, 2013).

 

España, entre otros países mediterráneos, representa la Dieta Mediterránea ante la UNESCO.


 

Nosotros saboreamos con nuestros sentidos, no solo con la boca. No es nuestra lengua la que saborea la comida sino que es nuestro cerebro el que recibe las experiencias de los sabores. El sonido que nos envuelve tiene un efecto sustancial en nuestra experiencia gastronómica, la música puede despejar el paladar, puede influir y cambiar el sabor y puede potenciar toda la experiencia. Unos sencillos cambios pueden proporcionar una experiencia óptima en tus cenas”.

 

El profesor Charles Spence, de la Universidad de Oxford, está especializado en psicología experimental y nos sugiere que, además de aderezar la comida usando sal y pimienta o un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, la acompañemos de música. Según un estudio que ha dirigido junto a Sony, las recetas internacionales saben mejor con música propia del país de origen.

 

¿Qué pasa con los sonidos agudos? Éstos mejoran considerablemente la percepción de los dulces y los graves, por el contrario, agudizan la apreciación del sabor amargo de los alimentos. Además, la reproducción de música clásica u ópera mientras se bebe vino hace que quien lo bebe, piense que se trata de un producto más caro y con mejor sabor.

 

¿Afecta el tempo de la música a la percepción de los sabores? Sí, así lo afirma el estudio. Escuchar música relajada cuando comes, provoca que las sensaciones de los sabores se prolonguen en el tiempo, mientras que si la música es de un tempo más allegro, el sabor de éstos desaparecen a mayor velocidad.

 

¿Cómo afecta que el hilo musical no te guste a los sabores? Imagínate que estás en un restaurante italiano y que de repente suena Il Divo. Preferirías escuchar a Puccini, Pavarotti o Caruso, pero suena Il Divo y eso te provoca malestar. Pues, eso hará que la comida, a pesar de que pueda estar deliciosa, percibas que lo es menos.

Jota de la uva
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