Las músicas de Picasso
A pesar de que no era melómano, de no necesitar escuchar música para trabajar y de manifestar en varias ocasiones que no entendía nada de música, estaba fascinado por ella y aparece reiteradamente en gran parte de toda su enorme producción a través de una genuina música pictórica, visual, llena de músicos, partituras, danzas e instrumentos.
En su infancia, Picasso paseaba con su padre, al que le encantaba el flamenco, por los barrios gitanos de Málaga, su ciudad natal. Eso le marcó y determinó su gusto por la música popular, como la que años más tarde escucharía tocar a artistas callejeros de Barcelona, en las corridas de toros, el circo y los cabarets del animado barrio de Montmartre de París, donde se instaló en 1909.
Coleccionaba instrumentos de cuerda y viento, sobre todo para estudiarlos con una metodología propia de un científico. La guitarra española era su instrumento favorito, un símbolo más de su apego a su España natal.
Estuvo casado durante casi 20 años con la bailarina Olga Khokholova y fue amigo de grandes músicos de su tiempo como Satie, Falla y Stravinsky, colaborando con ellos en la creación de escenografías para ballets.